jueves, 19 de junio de 2025

Post-Punk o Gothic Rock: ¿Quién enterró a quién?




Hubo una época donde la oscuridad no era solo una estética, era una ideología. El post-punk emergió como una deconstrucción del punk, frío, cerebral, con guitarras afiladas y bajos protagonistas. Pero algo pasó en el camino… apareció el gothic rock, o mejor dicho, brotó como una sombra desde las entrañas del post-punk, y desde entonces, la pelea ha sido más de ataúd que de altar.




El post-punk tenía nombres como Joy Division, Magazine, Wire o Gang of Four. Experimental, minimalista, politizado o existencial. No se trataba de peinarse ni de hablar con muertos, sino de enfrentarse a un mundo sin esperanza con arte y actitud helada. Un género que escarbaba entre ruinas industriales y ciudades grises para extraer belleza del colapso.



Luego vino el gothic rock. The Cure (primeros discos), Siouxsie and the Banshees, Bauhaus, The Sisters of Mercy, Fields of the Nephilim… El post-punk se vistió de negro, leyó a Baudelaire, escuchó a Bela Lugosi y encendió velas en iglesias vacías. ¿Fue una evolución? ¿Una caricatura? ¿Una sofisticación?



El asesinato simbólico

Algunos puristas del post-punk afirman que el gothic rock lo traicionó, lo convirtió en parodia y exceso. Que el romanticismo oscuro desplazó la introspección abrasiva. Que el drama enterró la crudeza. Que la estética vampírica mató la crítica social. En pocas palabras: el gothic vendió lo que el post-punk cuestionaba.


Pero del otro lado, los góticos responden: el gothic rock llevó la emoción hasta el extremo, abrazó el dolor, sexualizó la oscuridad y creó una comunidad mundial. Mientras el post-punk se disolvía entre mutaciones arty y académicas, el gothic mantuvo viva la llama en criptas, clubes y festivales.



¿Quién enterró a quién?


La verdad es más compleja. El post-punk engendró al gothic rock. Y como todo hijo que se rebela contra el padre, lo eclipsó culturalmente, al menos en cuanto a iconografía. Pero sin el andamiaje del post-punk, el gothic se convierte en disfraz vacío.



Hoy, ambos viven en necrosis compartida: revivals, reediciones, nostalgia. Bandas actuales imitan sus sonidos, pero pocas aportan algo nuevo. Aún así, cuando suena un bajo con chorus o una voz cavernosa dice "she’s in parties", los fantasmas se agitan.



El veredicto es este: el post-punk cavó la tumba, el gothic se acostó en ella… y juntos siguen desenterrándose cada noche.


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