Mientras el mundo babea por los solos eternos de Hendrix, los fuegos artificiales de Page o la técnica quirúrgica de Satriani, cientos de guitarristas —sí, muchas de ellas mujeres— han dejado huella en el rock sin recibir ni una décima parte del reconocimiento que merecen. Clavamos los colmillos en la injusticia sonora: guitarristas que debieron tener portadas, documentales y estatuas… pero siguen en las sombras del ego masculino y del marketing rancio.

1. Debbie Smith – La arquitecta subterránea del noise y el shoegaze
¿Curve? ¿Echobelly? ¿Snowpony? Detrás de esas guitarras densas y envolventes estaba Debbie Smith, probablemente la guitarrista negra más ignorada del rock alternativo británico. Mientras las portadas eran para los Gallagher o Damon Albarn, Debbie destrozaba amplificadores con distorsión profunda y un enfoque sónico que anticipó movimientos enteros del shoegaze. Su legado está ahí, pero no en las listas. Injusticia con nombre y apellido.

2. Poison Ivy Rorschach (The Cramps) – Guitarra venenosa, actitud punk
Co-fundadora y cerebro musical de The Cramps. Mientras Lux Interior se desvivía en el escenario, Poison Ivy tejía las atmósferas viscerales del psychobilly, ese hijo bastardo del punk y el rockabilly. Ivy no necesitaba velocidad ni solos de tres minutos. Le bastaba un riff pantanoso para hipnotizar. Pero, claro, en el punk tampoco se salva una mujer que no sea “la novia de...”.

3. Beverly “Guitar” Watkins – Blues, distorsión y dientes antes que Hendrix
Cuando los hombres del blues aún discutían si las mujeres podían tocar “en serio”, Beverly Watkins ya estaba prendiendo fuego escenarios con riffs brutales, distorsión afilada y un show tan explosivo que dejó temblando a más de uno. Tocó con James Brown, Ray Charles, B.B. King... ¿y aún no sabes quién es? Eso es exactamente lo que está mal.

4. Kaki King – Fingerstyle moderno que nadie quiere entender
Ni grita, ni rompe guitarras, ni se disfraza de estrella. Kaki King simplemente compone y ejecuta como si la guitarra fuera un instrumento completamente nuevo. Su técnica de fingerstyle, percusión integrada y afinaciones alternativas ha redefinido lo acústico. Pero como no cabe en el estereotipo de “rockstar”, el mainstream la ignora. Una lástima para ellos.
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5. Marnie Stern – Shred, art rock y caos en estado puro
Marnie Stern no toca como una “guitarrista mujer”. Toca como un animal con ansiedad existencial. Su estilo shredder, experimental y cargado de energía nerviosa ha empujado los límites del math rock. En un mundo donde todavía se premia más el estilo que el riesgo, Marnie paga el precio de ser demasiado original para un sistema que quiere más de lo mismo.

6. Susan Tedeschi – El blues eléctrico que hace sangrar
Sí, canta. Pero Susan Tedeschi también toca. Y lo hace con una sensibilidad y una agresividad que ya quisieran muchos guitarristas de barbas largas. Su estilo está enraizado en el blues, pero su ejecución tiene colmillos. Nunca buscó ser estrella de póster, y quizás por eso nunca la pusieron en uno. Pero su guitarra escupe más emoción que diez solos de estadio.
¿Por qué siguen en la sombra?
Porque el rock ha sido una meritocracia fallida, donde los aplausos no siempre van al que toca mejor, sino al que mejor posa. Y donde el talento femenino ha sido sistemáticamente ignorado, ridiculizado o reducido a fetiche. Pero en Junkies Sound nos importa una mierda el algoritmo. Aquí gritamos lo obvio: las guitarristas que merecen respeto están ahí, afilando sus cuerdas y esperando el momento de prender fuego la historia.
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