El rock mexicano ha parido monstruos. Ha hecho historia. Ha resistido censuras, gobiernos podridos y modas pasajeras. Pero no todo lo que reluce es punk ni todo lo popular es auténtico. Entre riffs reciclados, discursos prefabricados y egos inflados, muchas bandas alcanzaron un estatus de culto sin realmente haber dejado un legado musical sólido o transgresor. Hoy te traemos una dosis de honestidad brutal: las bandas más sobrevaloradas del rock mexicano.

⚠️ 1. Zoé – Psicodelia empaquetada para Starbucks
Sí, León Larregui tiene voz de murmullo galáctico y hay momentos de elegancia en su producción. Pero seamos claros: Zoé es la versión boutique del rock, un producto estético, pero sin alma cruda. Muchos los llaman "los Radiohead mexicanos", cuando en realidad están más cerca de ser una mezcla entre Maná y una playlist de Instagram Stories. Letras llenas de clichés existencialistas, visuales que fingen profundidad y un culto millennial que los endiosa sin cuestionar.

⚠️ 2. Molotov – Rebeldía enlatada
Con un debut explosivo como ¿Dónde jugarán las niñas?, Molotov conquistó a toda una generación. Pero, ¿y después qué? Se estancaron en la fórmula de "groserías+crítica social+funk", y repitieron el mismo discurso hasta el cansancio. Su supuesta irreverencia nunca evolucionó, y su rebeldía parece más marketing que verdadera actitud antisistema. Son el soundtrack de una juventud enojada… pero solo hasta que se sirve la siguiente chela.
⚠️ 3. Caifanes – Los poetas del vacío
Sí, tienen discos memorables y un sonido único en su época. Pero en retrospectiva, Caifanes fue más pose que revolución. La mística prehispánica mezclada con rock gótico les dio una imagen poderosa, pero musicalmente muchas veces caen en lo repetitivo y autocomplaciente. Saúl Hernández, con su voz quebrada, se convirtió en un símbolo... pero uno que no siempre corresponde con la calidad de sus letras ni la evolución de su propuesta.

⚠️ 4. Maná – Los reyes del pop-rock disfrazado
¿Realmente alguien los considera rock? Porque si es así, tenemos que hablar en serio. Maná ha sido el comodín latino de MTV, Los 40 y tías con corazones rotos. Su discurso ambientalista de postal y sus letras de amor deslavado los hacen perfectos para vender discos, pero no para representar al rock mexicano. El problema no es su existencia, sino que por décadas se les posicionó como la cara del "rock en español", cuando siempre estuvieron más cerca de una balada pop de hotel all inclusive.

⚠️ 5. Porter – Arte pretencioso sin rumbo claro
Porter llegó con fuerza gracias a su sonido psicodélico y letras abstractas. Pero el culto a su alrededor creció más que su música. Sus cambios de alineación, la salida de Juan Son y el culto críptico a su estética terminaron por convertirlos en una banda más preocupada por parecer profunda que por sonar contundente. Su sobrevaloración radica en esa narrativa de “banda alternativa indispensable”, cuando en realidad son un experimento irregular con destellos esporádicos de genialidad.
No se trata de odiar, sino de cuestionar los altares que la industria, los medios y el público han levantado sin hacer autopsias musicales reales. El rock mexicano tiene joyas ocultas que nunca salieron del under porque no tenían el presupuesto, la imagen, o el discurso comercial. Mientras tanto, bandas infladas por la nostalgia o la moda siguen ocupando titulares y festivales.
Así que ya sabes, la próxima vez que alguien te diga que “el rock mexicano está vivo”, pregúntale: ¿está vivo o está maquillado?
¿Estás de acuerdo o te ardió?
grítalo en redes con el hashtag #RockSinFiltros
JUNKIES SOUND: Donde el rock no se calla. Nunca.
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