Un nacimiento en medio del caos
Tras la disolución de la formación original —y una guerra fría interna que dejó a Andrew Eldritch completamente solo al timón—, muchos pensaban que la banda estaba muerta. Pero Eldritch, maestro del drama, renació con más sombras que nunca. En lugar de guitarras sucias y punk gótico al estilo de First and Last and Always, Floodland se construyó sobre atmósferas electrónicas, pianos melancólicos, líneas de bajo espectrales y una batería programada (el infame Doktor Avalanche), todo supervisado con precisión quirúrgica.
Y como si todo esto no fuera lo suficientemente teatral, Eldritch reclutó a la imponente Patricia Morrison, exbajista de The Gun Club, como musa visual y contrapeso escénico, aunque su participación musical sea más mitológica que real.
El Apocalipsis según Eldritch
Floodland es un disco conceptual no declarado, pero sus temas giran en torno a un mundo post-nuclear, amores imposibles, control mental y un nihilismo de terciopelo. Aquí no hay redención, solo contemplación del desastre con una copa de vino tinto en la mano.
“Dominion / Mother Russia” abre el álbum como una marcha imperial hacia el fin del mundo. Guitarras épicas, vientos sintetizados, coros femeninos apocalípticos. Es el soundtrack perfecto para ver caer una ciudad en llamas.
“This Corrosion” es el gran monstruo del álbum. Un tema de más de 10 minutos producido por Jim Steinman (sí, el mismo de Meat Loaf), lleno de coros góspel y una energía casi religiosa. Es kitsch, exagerado y absolutamente brillante. El gótico nunca sonó tan grandilocuente.
Temas como “Lucretia My Reflection” y “Flood I / Flood II” empujan los límites del darkwave con bajos punzantes, letras crípticas y una producción helada. El álbum está plagado de simbolismos, referencias literarias y una melancolía imperialista que suena tan peligrosa como atractiva.
Aunque The Sisters of Mercy sean considerados padres del gothic rock, Eldritch siempre despreció esa etiqueta. Y tiene sentido: Floodland no es gótico en el sentido cliché de vampiros de fotolog. Es industrial, barroco, político y narcótico. Es más cercano a Wagner que a Bauhaus. Es un género en sí mismo: Sistersismo puro.
Floodland no solo influenció a generaciones de bandas góticas, industriales y metaleras. También demostró que el rock podía ser oscuro, inteligente, ambicioso y comercial sin traicionar su esencia. Eldritch convirtió la desesperanza en arte.
Y aunque él nunca volvió a grabar otro disco de estudio después de 1990, Floodland sigue reinando como una catedral sonora. Un álbum que no envejece porque nunca estuvo realmente vivo: nació muerto, como un ángel negro cayendo del cielo.
Estado del álbum: Clásico maldito. Imposible de replicar.
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