jueves, 19 de junio de 2025

Ídolos de humo: Las bandas más sobrevaloradas del grunge”



La palabra grunge todavía carga con ese halo místico de autenticidad, dolor y descontento noventero. Pero no todo lo que salió con camisas de franela y distorsión sucia era oro underground. En medio del culto al suicidio, la pose de “no me importa nada” y una industria hambrienta de mártires, varias bandas se inflaron más de lo debido, alcanzando niveles de veneración que no siempre estaban respaldados por su talento, originalidad o legado real.


1. Pearl Jam: El manual del conformismo alternativo
Sí, Ten fue poderoso. Pero después de eso, Pearl Jam se convirtió en la banda favorita de quienes querían sentirse “profundos” sin abandonar del todo el mainstream. Vedder canta con el alma, dicen. Pero muchas veces parece más preocupado por sonar solemne que por romper esquemas. Su cruzada anti-establishment se volvió predecible, su música burocrática y sus fans… bueno, los mismos que idolatran a U2. ¿Grunge o rock de estadio con traje de flanela?


2. Soundgarden: Mucho músculo, poco filo
Chris Cornell tenía una voz que podía romper concreto, sí, pero eso no salva a Soundgarden del eterno problema del grunge: confundir densidad con profundidad. Black Hole Sun es más soporífero que introspectivo, y muchas de sus canciones parecen una mezcla desganada entre Sabbath y psicodelia sin dirección. Cualquier disco post-Badmotorfinger es más esfuerzo que recompensa. Se respeta su técnica, pero la reverencia es excesiva.


3. Alice In Chains: ¿Metal disfrazado de grunge?
La oscuridad de Alice In Chains es innegable. Layne Staley fue una figura trágica y poderosa. Pero, seamos honestos: la banda tenía más en común con el metal alternativo que con la esencia del grunge crudo y urbano de Seattle. Su estética doom disfrazada de depresión callejera los hizo sonar más auténticos de lo que en realidad eran. Su sobrevaloración viene más por el morbo que por innovación musical real.


4. Temple of the Dog: El supergrupo que no era necesario
Una colaboración entre miembros de Soundgarden y Pearl Jam que supuestamente era homenaje… pero suena más a experimento fallido. Hunger Strike es una canción inmortalizada más por nostalgia que por mérito real. Temple of the Dog representa el problema de inflar lo simbólico por encima de lo sonoro: un álbum con escasa chispa, pero idolatrado solo por sus nombres.


5. Bush: Grunge en inglés… pero sin alma
Si existe una banda que agarró todos los clichés del grunge y los vendió como si fueran originales, es Bush. Desde su sonido hasta la voz sufrida de Gavin Rossdale, todo era imitación embotellada para el mercado global. Una banda británica jugando a ser Nirvana-lite. Gustaron, sí. Pero aportar, poco o nada. Son la copia más sobrevalorada de un movimiento que se suponía anti-farsa.


Bonus: Foo Fighters (Sí, lo dijimos)
Aunque ya fuera del grunge por cronología y sonido, la sombra de Nirvana convirtió a Foo Fighters en “herederos espirituales” del movimiento. Dave Grohl es un rockero simpático, pero su banda es más fórmula de radio que revolución. Su culto no se basa tanto en sus discos como en su historia. Y eso, en el fondo, también es sobrevaloración.




El grunge fue más un estado de ánimo que un género musical. Su poder fue real, pero su legado está contaminado por el mito. No es traición decir que algunos ídolos no estaban tan desnudos como nos hicieron creer… estaban disfrazados con franela, distorsión y marketing.


El grunge fue grande, pero también tuvo relleno. Y es hora de ponerlo bajo la luz cruda de la verdad.


#GrungeSinFiltros #JunkiesSound





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