viernes, 20 de junio de 2025

BAUHAUS – In the Flat Field (1980): EL NACIMIENTO DEL VACÍO



1980 no fue solo el fin de una década; fue el principio de una grieta. Mientras el punk se desangraba y la new wave comenzaba a maquillarse frente al espejo del mercado, desde Northampton emergía una banda que no quería ni causar revolución ni vender discos, sino exorcizar su miseria: Bauhaus. Y su debut, In the Flat Field, no es solo un disco. Es una declaración de guerra contra la luz.
Este álbum no solo define el gothic rock: lo mutila, lo arrastra por suelos industriales y lo sella con cicatrices electrónicas y post-punk enfermizo. Nada suena limpio. Nada suena complaciente. Todo suena a muerte hermosa.

EL SONIDO COMO LÁTIGO
Desde los primeros segundos de "Double Dare", la banda vomita una violencia que no viene de la calle, sino de las entrañas. Peter Murphy, mitad crooner poseído y mitad profeta nihilista, escupe líneas como si recitara maldiciones. Daniel Ash destripa su guitarra con delay, fuzz y una crudeza que parece más punk que el punk mismo. Mientras tanto, David J en el bajo construye catedrales de oscuridad, y la batería de Kevin Haskins avanza como una maquinaria lúgubre de un futuro sin alma.
En temas como "God in an Alcove" o "Dive", hay algo ceremonial, casi ritual. Una mezcla de glam decadente, cabaret post-apocalíptico y poesía malsana que no tenía precedentes reales. El álbum se burla de cualquier estructura convencional. No hay sencillos pensados para la radio. Aquí no hay concesiones, solo intensidad.

EN EL CAMPO PLANO, NO HAY REFUGIO
El título In the Flat Field no es casual. Habla del vacío. De ese terreno emocional donde ya no queda nada, donde la desesperación es lo único que respira. El track homónimo es un trance de lamentos, una crisis mental en forma de música.
Bauhaus no buscaba consuelo. Buscaban mostrar el mundo tal como lo veían: sin esperanza, sin futuro, sin mentira. Es como si hubieran grabado un diario de ansiedad existencial en una fábrica abandonada.

UN LEGADO DE SOMBRAS
Aunque la crítica británica del momento fue cruel (NME lo llamó “pretencioso”), el tiempo los puso en su sitio. In the Flat Field hoy es visto como el Génesis del Gothic Rock. Sin este álbum no existirían The Sisters of Mercy, no existiría Nine Inch Nails, no existiría la estética del horror elegante que décadas después imitaron todos.

Este disco no envejece. Se oxida, se infecta, se pudre... pero sigue siendo bello en su decadencia.

“In the Flat Field” no es para todos. Es para los que alguna vez miraron al abismo… y decidieron quedarse a vivir en él.

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