domingo, 18 de mayo de 2025

Vive Latino: 25 años de rock y revolución musical

 




En marzo de 1998 nació el primer Vive Latino, en el antiguo Foro Sol de la Ciudad de México. El festival se ideó como un “festival iberoamericano de rock” para consolidar la pujante escena latina. En plena eclosión del rock en español de los ’90, sus organizadores -liderados por Jordi Puig y Ocesa– juntaron a 42 agrupaciones en un evento de dos días Por ejemplo, Café Tacvba, Molotov, El Tri, La Maldita Vecindad o Julieta Venegas llenaron aquel cartel inaugural. Aunque antes hubo festivales masivos como Avándaro en 1971, el Vive Latino marcó un antes y un después: como explica Sopitas, tras la estigmatización post-Avándaro «más de dos décadas tuvieron que pasar para que el rock… tuviera un espacio que aglomerara a diversos talentos» Así, en 1998 el rock en español dio el gran salto de los conciertos universitarios a un escenario profesional con alcance regional.

Guitarras en mano: carteles legendarios

Desde sus inicios, el rock ha sido protagonista en Vive Latino. En las primeras ediciones dominaba la escena el rock iberoamericano, con bandas icónicas de México, España y Argentina. Con el tiempo algunos regresos se volvieron emotivos hitos: por ejemplo, Caifanes se reunieron ante 70 mil personas en el Vive Latino de 2011, tras 15 años separados. Su set incluyó clásicos como La Negra Tomasa y Afuera, demostrando que el espíritu del rock latino seguía intacto. Otro reencuentro épico fue el de Porter en 2013: con Juan Son al frente, la banda hizo vibrar al público con energía renovadaMás recientemente, José Madero (antes líder de Panda) regresó como solista en 2024 para un set cargado de emoción, y Los Bunkers volvieron en 2023 brindando una dosis de nostalgia a nuevas generaciones Incluso artistas extranjeros célebres dejaron huella: el argentino Gustavo Cerati ofreció en 2007 su única actuación solista en el Vive Latino durante la gira “Ahí vamos”, legado inmortalizado con temas como Crimen y Adiós.

A lo largo de los años el rock en español se mantuvo como columna vertebral del festival. Actos veteranos como Café Tacvba, Panteón Rococó, Enjambre o Molotov figuraron en múltiples ediciones (muchos repitiendo presencia). La prensa frecuentemente lo destaca como el “festival de rock más importante del país” Sin embargo, el Vive Latino también se abrió a nuevas expresiones. Desde sus primeros años se sumaron fusiones e géneros alternativos: por ejemplo, en 2003 apareció por primera vez un escenario de música electrónica aunque esa área tuvo altibajos, a partir de 2009 se consolidó como un espacio fijo para DJs y bandas electro. Así, junto a guitarras eléctricas se escucharon beats electrónicos, ska, reggae y hasta música ska-punk en los últimos años.


Más que rock: diversidad sonora en el cartel
Con el paso del tiempo, Vive Latino ha dejado claro que es un encuentro “abierto a la diversidad”. Aunque el rock fue su base, otras corrientes han ganado terreno. En los carteles recientes se mezclan pop, hip-hop, música urbana y hasta regional mexicano. Por ejemplo, la cumbia-pop de Los Ángeles Azules compartió escenario con bandas de indie-rock en la edición 2025 El rap y el trap latino también irrumpieron: en 2022 el rapero regiomontano Santa Fe Klan encabezó el festival (su imagen apareció en medios con su sello cartel anime de Chihuahua) y en 2023 artistas como Duki (trap argentino) acapararon los reflectores. La inclusión de músicos de reggaetón y urbano generó debate entre puristas, pero amplió el público; hoy multitudes de jóvenes ven a Bad Bunny o Karol G como headliners en festivales hermanos, y la influencia latina urbana se siente también en Vive Latino.
Además, ritmos regionales han penetrado el evento. El norteño/grupero Grupo Pesado formó parte del cartel 2023 y en la edición de 2024 se anunció a Banda MS (banda sinaloense de música de banda) Igual conviven agrupaciones clásicas del rock con artistas pop o electrónicos: en 2024, por ejemplo, Billy Idol y Bad Religion (rock extranjero) compartieron cartel con Natalia Lacunza, Alcolirykoz (hip-hop) y Sofía Reyes (pop) Esta mezcla refleja cómo el Vive Latino se convirtió en una vitamina cultural: es un festival de rock por bandera, pero abraza ritmos latinos de todo pelaje, reforzando su vocación iberoamericana.

En 2020 el Vive Latino vivió un paréntesis inesperado. La edición de ese año fue el último gran concierto masivo antes de la pandemia. En marzo de 2020 -pocos días antes del confinamiento nacional– el festival reunió a decenas de miles de fanáticos, prácticamente sin saber que sería el punto final de la vieja normalidad. El año siguiente no se celebró: con apenas 41 casos de COVID en México, los organizadores cancelaron el Vive Latino 2021 por precaución esa fue sólo la tercera vez en 25 ediciones que no hubo festival (antes había ocurrido en 1999 y 2002).
Tras esa pausa, el Vive Latino renació con fuerza en 2022. La edición 22 (marzo 2022) fue un espaldarazo a la reactivación. Más de 80,000 asistentes asistieron ávidos a Curva 4 del Autódromo Hermanos Rodríguez (el festival ya se había mudado allí por remodelación del Foro Sol) El público, incluso con cubrebocas, celebró cada riff de guitarra y cada bajo profundo tras un año sin vivir música en vivo juntos Así, el Vive Latino demostró su resiliencia: adaptó su sede y protocolos, pero siguió siendo el gran punto de encuentro del rock latino y sus nuevos aliados sonoros.


Después de 25 ediciones, el Vive Latino sigue vivo como emblema del rock y la diversidad musical en América Latina. Cumplido el cuarto de siglo, sus organizadores resaltan haber “llegado con más conciencia de lo que somos” pero siempre aferrados al espíritu rebelde que lo vio nacer. Para muchos fanáticos veteranos, sigue siendo “el” festival de rock en español; en palabras de la propia enciclopedia Wikipedia, suele considerarse “el festival de rock más importante del país” Sin embargo, el Vive Latino ya no puede pensarse solo como un enclave purista del rock: la escena musical ha cambiado drásticamente. Nuevas generaciones buscan mezclar géneros, contenidos digitales y experiencias interactivas. El reto de sus organizadores será entonces mantener vivo el vínculo con la tradición rockera (los ritmos estruendosos, las letras contestatarias y la energía en el escenario) mientras evolucionan.

En una era de streaming y música globalizada, el futuro del Vive Latino podría incluir formatos híbridos, más colaboraciones internacionales o expansiones geográficas (hoy incluso existe una edición Vive Latino en España). Lo que no cambiará es su esencia: ser una gran fiesta del rock y la música latina, donde la comunidad se reúne a disfrutar bajo la misma bandera del arte musical. El Vive Latino continúa escribiendo su historia, guitarra en mano, abriendo caminos y apuntando siempre hacia el próximo riff de revolución musical

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