En un gesto que trascendió lo puramente musical, la legendaria banda punk Eskorbuto ofreció un concierto en la cárcel de Basauri, Vizcaya, en septiembre de 1983. Este evento, cargado de simbolismo y energía, se convirtió en un hito dentro de la historia del rock radical vasco y en un potente acto de conexión entre la banda y un público habitualmente excluido.
Aunque los detalles precisos sobre la organización y la asistencia son difíciles de cuantificar con exactitud hoy en día, diversas fuentes de la época y testimonios posteriores confirman la realización de este significativo concierto. La iniciativa surgió, en parte, gracias a organizaciones como Salhaketa (Asociación de Apoyo a Presos) y el Fondo del Recluso de la prisión de Basauri, quienes facilitaron los medios para que este encuentro musical pudiera llevarse a cabo. De hecho, el presupuesto total para el festival en el que se enmarcó la actuación de Eskorbuto fue de unas 50.000 pesetas, destinadas principalmente al alquiler del equipo de sonido. Los grupos participantes, incluido Eskorbuto, actuaron de forma gratuita.
La crónica del evento en el diario La Gaceta del Norte, firmada por Tito Pueyo bajo el título "Los reclusos organizaron su gran día", da fe de la atmósfera vivida en el interior del penal. Si bien el artículo se centra también en la actuación de Zarama en el mismo contexto festivo, la presencia de Eskorbuto resuena como un momento especialmente significativo.
Es importante destacar que este concierto no fue un hecho aislado. La prisión de Basauri ya había acogido otras actuaciones musicales y eventos culturales, como un Olentzero en la Nochebuena de 1982 y actuaciones de los grupos Fase, Zen y Chispas durante las festividades de Reyes y Carnaval de 1983. Sin embargo, la llegada de Eskorbuto, con su sonido crudo y letras directas, representó una conexión particularmente intensa con la realidad de los reclusos.
Aunque no existen grabaciones de audio o video completas del concierto, las fotografías que han trascendido con el tiempo inmortalizan la energía de Iosu Expósito, Juanma Suárez y Pako Galán sobre un improvisado escenario ante un público entregado. Estas imágenes se han convertido en un símbolo del espíritu contestatario de Eskorbuto y de su compromiso con los márgenes de la sociedad.
El concierto de Eskorbuto en la cárcel de Basauri en 1983 fue mucho más que una simple actuación musical. Fue un acto de solidaridad, una inyección de rebeldía y una demostración de cómo la música puede romper barreras y llegar a lugares donde habitualmente no tiene cabida. Un episodio imborrable en la historia del punk en Euskadi.
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